“Malafollá”, “apaga y vámonos” son expresiones muy utilizadas, con origen en Granada. Y como estas, muchas más.
Es sabido por todos que Granada es una tierra rica en historia, gastronomía, y además, en vocabulario. Habitualmente los granadinos, suelen presumir, a la vez que tomarse con sentido del humor, de su peculiar forma de hablar y de las anécdotas derivadas de la utilización del lenguaje.
Sin embargo, no todos conocemos la historia que hay detrás de las expresiones comunes, que solemos utilizar en nuestro día a día. Con Hotel América Granada, ¡vas a descubrirlo!
“Malafollá”
Esta expresión es utilizada por todos los granadinos, pero también la oímos en otras provincias de Andalucía. Con ella hacemos mención a una persona de carácter agrio y mal humor, y también, para referirse a alguien que muestra enfado o ánimo serio en un momento determinado.
No debemos confundirla con personas maleducadas o groseras, para ello existen otras expresiones.
¿Cuál es su origen? Tenemos que remontarnos a la Edad Media, cuando en las herrerías del Albaicín los aprendices se dedicaban a usar el fuelle para mantener el fuego a una alta temperatura.
A veces, su ritmo no era el adecuado y la pieza quedaba defectuosa. Del joven se decía entonces, que tenía mala follada (malafollá) y la expresión se fue extendiendo para denotar mal carácter, debido a las situaciones de enfado en los capataces que provocaba.
“Apaga y vámonos”
Una de las expresiones más extendida por toda la geografía nacional, la cual solemos utilizar para referirnos a algo que se da por finalizado, o bien, cuando ha ocurrido algún hecho que puede obligarnos a abandonar una determinada actividad.
¿Cuál es su origen? Todo se remonta hace siglos, en el pueblo alpujarreño de Pitres, donde dos eclesiásticos, aspirantes a una plaza de capellán, hicieron una apuesta a ver cuál de ellos celebraba la Santa Misa en menos tiempo.
Tras concluir los preparativos para el desafío religioso y mientras se aproximaban al altar, uno de los curas inició la misa diciendo: “Ite, Missa est”, fórmula litúrgica que precedía a la bendición final. El otro, impasible, se giró hacia el monaguillo que sujetaba la vela y exclamó: “¡apaga y vámonos!, que ya está la misa dicha”.
“Es más feo que Picio”
Expresión típica cuando nos referimos a una persona extremadamente fea; se suele decir que “es más feo que Picio”
¿Cuál es su origen? Francisco Picio fue un zapatero nacido en la localidad granadina de Alhendín, que por razones desconocidas fue condenado a muerte.
Cuando estaba a punto de ejecutarse la pena, recibió la noticia del indulto, y tal fue la impresión que le provocó ver la muerte tan de cerca, que se le cayó todo el pelo (cabeza, cejas, etc…) y le empezaron a salir bultos y quistes por la cabeza y la cara, que deformaron su fisionomía de forma atroz.
Su aspecto cambió ostensiblemente, llamando la atención de todas las personas que se cruzaban con él.
“El coño de la Bernarda”
Gran frase, y bastante graciosa, usada por los granadinos y parte de andaluces, para referirnos a algo desordenado o confuso. También se usa, cuando las cosas se hacen sin organización y cada uno hace y deshace a su antojo, sin tener en cuenta a los demás, y de una forma poco organizada.
¿Cuál es su origen? Hay tres teorías en torno al nacimiento de esta famosa expresión, pero nosotros nos centraremos en el origen granadino, haciendo referencia a Bernarda, una especie de santera y curandera que vivió en las Alpujarras allá por el siglo XVI.
Hija natural de un rey moro, la santera mezclaba ambas religiones en sus oraciones. Muchos lugareños la visitaban para lograr curaciones, fortuna o buenas cosechas. Cuando murió, Bernarda fue enterrada y una serie de maldiciones asolaron la región, por tanto, decidieron desenterrarla, descubriendo que la parte de su cuerpo que le da fama a la expresión, permanecía incorrupta.
“Que salga el sol por Antequera”
Esta expresión se suele emplear cuando alguien ha tomado una decisión, asumiendo cualquier consecuencia de los actos derivados de la misma.
¿Cuál es su origen? Durante la última etapa de la Toma de Granada, sobre 1491, esta frase era empleada por los soldados que se encontraban a las puertas de la ciudad, cuando parecía imposible que cualquier contratiempo pudiera dar un vuelco a la situación.
Teniendo en cuenta que Antequera está situada al oeste de la ciudad, era la dirección por la que se ponía el sol al atardecer. La frase hacía referencia a que aunque amaneciera por allí, por el lado contrario, la ciudad sería tomada de todos modos.
“Eres más cabezón que ‘el Niño de Gabias’”
Decimos esta frase para referirnos a alguien cuando se muestra testarudo o impone su criterio por encima del de los demás en una discusión.
¿Cuál es su origen? El verdadero nombre del llamado “cabezón de Gabia”, era Manuel Fernández Baena (1868-1917). Desde niño padecía una hidrocefalia, enfermedad congénita que hizo que su cabeza tuviera el doble de tamaño que una cabeza normal, llamando la atención de las personas de la comarca.
Una vez fallecido, su cráneo fue donado a la Facultad de Medicina para su estudio, junto a su busto. Hoy en día tiene una estatua en su honor en Las Gabias y su figura aparece en la comitiva de gigantes y cabezudos de la Tarasca.
“Hacer las cuentas del Gran Capitán”
Esta expresión es utilizada, casi exclusivamente, en la provincia de Granada y alrededores. Se emplea cuando alguien justifica los gastos de una manera torpe, o pretende dar explicaciones esquivas sobre asuntos de cualquier índole, aunque no tengan que ver con cuestiones monetarias.
¿Cuál es su origen? Hay diferentes teorías sobre esta expresión, pero como hemos dicho anteriormente, nos quedaremos con la vertiente granadina.
Fernando el Católico le pidió cuentas a Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, por los gastos en que había incurrido durante su campaña de Nápoles. Al parecer, el militar se tomó como una ofensa dicha reclamación y desafió al rey con la enumeración de una serie de gastos desorbitantes en conceptos absurdos.
“No hay moros en la costa”
Frase utilizada en todo el panorama español para indicar a otra u otras personas, que el camino está libre de peligros o de personas cuya presencia no se desea.
¿Cuál es su origen? aunque son muchos los historiadores que se empeñan en asegurar que esta expresión proviene de Levante (Valencia y Murcia), lo cierto es que fue en la costa granadina donde más uso se le dio en su origen.
Tras la expulsión a Marruecos de los musulmanes del Reino de Granada, los pueblos de la costa quedaron expuestos a las frecuentes invasiones provenientes de la parte noreste de África, donde los moros se asentaron.
Los ataques más duros de los que existen registros históricos fueron los lanzados contra Motril y los pueblos de alrededor durante el siglo XVI. Por eso, las localidades costeras levantaron enormes torres de vigilancia para otear en el horizonte marino en busca de embarcaciones enemigas.
Desde otros pueblos de la Alpujarra de gran altitud se podía ver incluso una gran porción del continente africano, así que avisaban a los pueblos de nuestra costa de la presencia de embarcaciones con señales luminosas. Cuando el mar estaba tranquilo, era común la expresión “no hay moros en la costa”.
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